Ya estoy aquí. Mi cuerpo ya pasea por Barcelona, mi cabeza se concentra en atender mis compromisos, pero mi alma está aún de camino. Mucho antes de abrir los ojos, lo primero que siento por la mañana son olores diferentes que no puedo identificar, escucho bocinas que no paran de sonar y mis ojos se inundan de colores. Y al abrir los ojos me encuentro que no estoy en mi cama, sino a miles de kilómetros de distancia: paseo aún por Anantanpur. El viaje a la India que hice la semana pasada ha sido un aire fresco que lo inunda todo. Intensidad de paisajes, olores, colores y sabores. Intensa la belleza y la pobreza, las ilusiones y las contradicciones, el deseo y el compromiso. La India no me ha dejado indiferente y espero que me mantenga con los sentidos bien despiertos, la empatía a flor de piel, y el agradecimiento inmenso en los ojos. ¡Para leer más de esta experiencia lo cuento en mi renovado blog!
