Estos días leía en la red sobre el futuro de la asignatura de Filosofía en Bachillerato. Algunos argumentos lamentan que la educación se priorice en los aspectos relacionados con la economía por encima de otros relacionados con el pensamiento, el arte, la cultura. Y yo me pregunto … ¿debemos elegir? Para formar, conformar e incluso transformar una ciudadanía libre y comprometida con el siglo XXI, … no necesitamos todo eso y más? No necesitamos incluso ir más allá, con menos compartimentos arbitrarios -asignaturas- y algo más vivencial e interrelacionado?
¿De qué nos sirve la filosofía si no lo aplicamos a nuestro aquí y ahora? ¿De qué nos sirve saber de economía si no la vivimos desde la ética y los valores?

Para nosotros, el gran poder de la educación, sobre la temática que sea, tiene sentido cuando va de la mano de la emoción, de la creación, de la elaboración propia para construir un saber significativo y relevante para la persona. Por eso creemos en la hibridación de saberes y perspectivas. Y despertamos, a través de la ludicidad, el interés de los niños en todas las ramas del conocimiento posibles, sea filosofía o sea economía. Sí, ¿debemos escoger? Entonces nos quedamos siempre con las sumas que multiplican.