Desde que surgió el término de gamificación (de gamification), ahora ya hace unos 9 años, han sido diversas las maneras de definirlo, re-definirlo y de aproximarnos a él. Hemos visto su aplicación desde la vertiente más enfocada al marketing, hasta la realizada en el campo de los recursos humanos.
Hoy pero, nos queremos concentrar en el mundo educativo, puesto que en este, la gamificación se manifiesta como vivencia e impulso a la curiosidad, motor del aprendizaje. Sin duda, el juego hace más significativa la experiencia educativa. Hablamos de juego y de juegos, pero también de punto lúdico o de serious games (juegos diseñados por el aprendizaje). Desde la nuestro experiencia, la gamificación puede ser una metodología de amplio espectro, de una intensidad suave (punto lúdico) o a través de experiencias más inmersivas, donde la narrativa, el reto, la simulación… toman la partida. Todos dependerá de los objetivos de aprendizaje a lograr y las características del alumnado. Bebemos pues, de la aproximación de unos de nuestros teóricos preferidos Andrzej Marczewski y la proyectamos en nuestra rayuela donde intentamos ofrecer un camino para aplicar la gamificación de manera contextualizada y coherente. ¿Jugamos? ¿Lanzamos la piedra a la primera casilla?